ICTUS ISQUÉMICO O ISQUEMIA CEREBRAL
Los ictus isquémicos son los más frecuentes (hasta el 85% del total), estos consisten en una alteración en el cerebro producida por una alteración en la circulación del mismo.
La obstrucción parcial o total de una o varias arterias que llevan la sangre desde el corazón hasta el cerebro, provoca una falta de riego sanguíneo en los centros neuronales que dirigen todas las funciones del organismo. Esa obstrucción puede ser causada por un coágulo de sangre que tapona el vaso, o una porción de materia grasa que se desprende de las paredes de la arteria.
La resistencia que tiene una neurona que no recibe sangre es impredecible. Algunas de ellas sufren ya lesiones irreversibles a los cinco minutos de iniciarse la isquemia. Son cruciales las primeras 4 o 5 horas, tanto para la supervivencia del paciente como para las secuelas que le quedarán.
Un problema de los ictus es que muchas ocasiones sus síntomas no se interpretan correctamente, no dándoles la importancia que en realidad tienen, en especial en los primeros momentos para poder acudir a tiempo a un centro hospitalario.
La consecuencia final del ictus isquémico es el infarto cerebral, este produce de forma irreversible, la muerte de las células cerebrales afectadas. Esto ocurre porque el infarto impide que a la zona afectada, le llegue el oxígeno y los nutrientes que son transportados por la sangre.
El ictus isquémico puede ser global (afectación de todo el cerebro, como una hipoxia causada por una parada cardiorrespiratoria) o puede ser focal si sólo afecta a una parte del cerebro (como ocurre en el infarto cerebral).
El ictus isquémico focal puede ser transitorio si tiene una duración inferior a 24 horas, siendo la mayoría de ictus focales transitorios inferiores a una hora. Cuando una persona sufre un ictus isquémico focal transitorio debe ser evaluado con el fin de encontrar el mecanismo que lo ha provocado, ya que existe alto riesgo de que pueda sufrir un infarto cerebral.
Los pacientes que sobreviven a un ictus isquémico en la mayoría de los casos tienen secuelas que limitan la independencia funcional y afectan a la calidad de vida. Todas ellas deben ser evaluadas y tratadas para conseguir la máxima recuperación funcional.
En el área visual hoy en día contamos con tratamientos y procesos de rehabilitación para compensar y solucionar las secuelas del ictus isquémico, pudiendo conseguir que se den recuperaciones funcionales por procesos de neurorehabilitación.