Los síntomas de padecer esta enfermedad son distintos en cada caso. Inicialmente la enfermedad será imperceptible para el paciente, sobre todo cuando la degeneración se produce en un solo ojo, mientras que el otro se mantiene sano por mucho tiempo. La rápida pérdida de la visión central es el síntoma más frecuente.

Ante cualquier síntoma deberemos someternos a un control  oftalmológico. Una prueba que puede realizar el paciente, es la rejilla de Amsler, y si detecta que alguna línea se le mueve o la percibe borrosa o torcida deberá acudir a un control oftalmológico urgente. Un diagnóstico precoz de la DMAE es fundamental para minimizar las consecuencias de la misma. Podremos realizar diferentes pruebas para diagnosticar la enfermedad, como la angiografía fluoresceínica, la angiografía con verde de indocianina  y  la Tomografía de coherencia óptica (OCT) que permitirán determinar la extensión y el carácter de la lesión, para determinar el tratamiento más idóneo. Cuanto más prematuramente se realice el diagnostico, habrá mas posibilidades de detener esta enfermedad.

En nuestro país, el porcentaje de pacientes que padecen una DMAE, es aproximadamente del 13% en personas mayores de 65 años. Estimando que la prevalencia de personas con DMAE oscila desde un 0.5% a los 55 años hasta un 7% en mayores de 65 años.

Existen dos tipos de DMAE, la húmeda y la seca.

La DMAE húmeda  o exudativa es menos frecuente, alrededor del 15% de todos los casos, pero tiene una progresión más rápida (meses) que compromete su visión central. Habitualmente aparece un punto ciego (escotoma) que provoca una disminución de la visión central, lo que provoca que cada vez se tenga más dificultades para ver. La pérdida de visión puede producirse rápidamente, y se considera una forma avanzada de la degeneración macular.

La DMAE  húmeda afecta a la zona del ojo que permite distinguir los detalles en el centro del campo visual, por lo que puede empezar a ver líneas onduladas, puntos ciegos u otras alteraciones visuales. Esta enfermedad progresa rápidamente y sin tratamiento puede desencadenar en la pérdida de visión, afectando seriamente a su capacidad para realizar actividades cotidianas como leer, hacer la compra o conducir.

El otro tipo de DMAE, es la seca, siendo la forma más benévola y más frecuente,  aproximadamente el 85% de los casos de DMAE son de este tipo. La progresión de la enfermedad es más lenta (años) y es más difícil llegar a una pérdida rápida de la visión central, ya que su evolución puede conllevar hasta décadas.

Hasta hace poco no existía un tratamiento eficaz para esta enfermedad degenerativa. Actualmente  existen varios fármacos para su tratamiento. Son medicamentos denominados antiangiogénicos que serán inyectados directamente en la cavidad vítrea, consiguiendo estabilizar e incluso mejorar la agudeza visual del paciente.

Prof. Doctor Fernando-J. Palomar Mascaró. PhD. MUOCV. MSc. DOO. DO. FIACLE. FAAO.
Director CENTROS PALOMAR